16 de junio de 2025
Gracias al tinto, en los primeros cuatro meses del año, el consumo de vino en la Argentina creció 6,5 por ciento

Tras años de caída de ventas, el mercado interno emitió signos de reactivación, en especial por los “de color”, que crecieron más del doble que el promedio. El blanco, en retroceso
Esta dinámica refleja un patrón que se viene profundizando en los últimos años: mientras que el tinto logra mantenerse como el favorito de los consumidores argentinos, el blanco enfrenta un escenario más desafiante, con una demanda estancada y una competencia cada vez mayor por parte de otras bebidas.
Además, si se compara abril con el mes anterior, marzo, la tendencia también es ascendente. En términos mensuales, el volumen total de vino comercializado aumentó 5,1%, lo que sugiere que el crecimiento no es sólo una cuestión de estacionalidad o de base de comparación, sino parte de una evolución más sostenida.
El repunte llega en un momento en el que muchas bodegas habían comenzado a ajustar sus estrategias. Conscientes de la caída del poder adquisitivo y de los cambios en los hábitos de consumo, varias empresas del sector pusieron el foco en mejorar la relación precio-calidad, lanzar etiquetas más accesibles y reforzar el vínculo con el consumidor a través de nuevas plataformas de comunicación.También incidió en la reactivación del mercado la revalorización del vino como producto cotidiano. Aunque por momentos pareció alejarse de las mesas populares, el vino —y en particular el tinto— sigue ocupando un lugar simbólico fuerte en la cultura alimentaria argentina. Su asociación con la comida casera, con los encuentros familiares y con la tradición lo mantienen vigente, incluso en contextos de ajuste.El desempeño de los vinos varietales y espumosos también aportó volumen en estos primeros meses del año. Aunque su peso dentro del total comercializado es menor, mostraron señales de crecimiento y se posicionan como segmentos de valor, tanto por su atractivo para consumidores más jóvenes como por su uso en celebraciones y momentos especiales.Las regiones productoras, especialmente Mendoza, San Juan y La Rioja, siguen siendo clave en la distribución nacional. En varias de ellas, los datos de consumo interno también generaron expectativas positivas para el resto del año, incluso en un contexto en el que las exportaciones no logran despegar.A futuro, el desafío será sostener esta tendencia. El comportamiento del consumidor argentino está en transformación: busca precios razonables, valora la calidad y es cada vez más receptivo a nuevas propuestas. En ese escenario, el vino —especialmente el tinto— parece haber encontrado una nueva oportunidad para afirmarse en el gusto popular.