6 de agosto de 2025
El hallazgo del cuerpo al lado de la casa donde vivió Gustavo Cerati a fondo: qué encontraron los forenses y cómo resolvieron el misterio

El equipo de científicos que trabajó en el caso logró dar con la identidad del adolescente enterrado debajo de una medianera hace 41 años
Sobre Nº6
- Un fragmento de tela- Un (01) fragmento metálico, simil dije con inscripciones en idioma extranjero (serían grafías orientales chinas o japonesas a determinar).
- Una llave- Un fragmento de reloj, con inscripción “Casio”
- Una etiqueta de prenda de vestirLos científicos analizaron los huesos en laboratorio. Lograron determinar que estaban frente a una persona de sexo masculino de entre 15 y 19 años y que el cuerpo tenía lesiones: una herida cortopunzante en la zona de las costillas y cortes en el fémur izquierdo, signos que podrían estar relacionados con el momento de la muerte o con maniobras posteriores.
Además, lograron extraer ADN, aunque no tenían con qué cotejarlo, hasta que un hombre relacionó el caso a la misteriosa desaparición de su tío, en 1984, en Belgrano, a quien sus abuelos nunca dejaron de buscar. La familia se contactó con los encargados de la investigación y la madre del adolescente dio una muestra para comparar. El rastro genético confirmó que se trataba de su hijo, tal como publicó Clarín. El prestigioso antropólogo forense Luis Fondebrider, ex director y fundador del EAAF -hoy consultor independiente-, explicó a Infobae los pasos para reconocer un cuerpo en este tipo de casos que parecen ser casi imposibles de resolver.“En el caso de la de la casa de Cerati, estaban parcialmente o totalmente inhumados en el lugar y eso implica un análisis cuidadoso que lo tiene que realizar y planificar un arqueólogo forense que tiene la formación para documentar y recuperar una escena del crimen que implica la presencia de restos óseos, humanos y cualquier evidencia que haya asociado a ellos“, continuó.
Fondebrider detalló que, en Argentina, la antropología tiene tres especialidades: social, arqueología y biológica. “Es como la medicina. Si a vos te duele el brazo, no vas a ver un cardiólogo. La arqueología se encarga de los restos que ha dejado la presencia de sociedades humanas. Un antropólogo trabaja en el análisis de los restos óseos recuperados en un laboratorio con fines de identificarlos, determinar el sexo, la edad, la estatura, enfermedades, etcétera y el arqueólogo se encarga de recuperar esos restos en un contexto específico, en este caso una escena del crimen determinada”.
A la vez, los elementos hallados en la escena pueden hablar de la víctima o del victimario. “Cuando uno trabaja en una escena, primero tiene que ir con la cabeza abierta y no prejuzgar ni tener concepciones de lo que dice la prensa o lo que dicen testigos, porque puede ser cualquier cosa. Las diferentes evidencias que uno va recuperando, ya sean los restos óseos o cualquier elemento asociado, tiene un significado >Y amplió sobre la idea: “Algunos elementos no tienen nada que ver. Si vos tenés una escena de crimen en una casa, va a haber un montón de elementos que son de la casa, que quizás se utilizaron para el asesinato y quizás no, como, por ejemplo, una lámpara”.
Sobre el trabajo en el laboratorio, el antropólogo indicó que “un esqueleto tiene aproximadamente 206 huesos a lo largo de la vida, que se van fusionando. Lo primero que se hace es dar ingreso a esos huesos en esqueleto al lugar de análisis. Y se tiene que realizar bajo cadena de custodia que garantiza que lo que saqué del lugar de la escena es lo mismo que tengo en el laboratorio >“Después, se hace una radiografía de todos los huesos para buscar diferentes cosas que no se ven a simple vista, como fracturas, enfermedades o cuestiones de la edad. Después se los comienza a limpiar con agua. Normalmente, se lo seca a la sombra. Se toman muestras para análisis genéticos, que suele ser un pedacito del fémur, del hueso largo, o de algunos dientes sanos >Y agregó: “Luego se lo ordena anatómicamente y se comienza a estudiar todos los huesos para determinar la edad aproximada de la persona, el sexo, la estatura y características individuales. En un cadáver uno vería tatuajes, prótesis, color de ojos... En el caso del esqueleto, uno ve fracturas, enfermedades que hubieran dejado una marca en los huesos y otro tipo de características odontológicas”.
“Necesito más cosas que me achiquen las posibilidades y para eso hay que hacer una entrevista a las posibles familias que van a decir cómo era la vida de la persona, qué hábitos tenía. Si iba al dentista o si tiene una historia clínica. Finalmente, se hace un análisis genético para comparar el perfil de los huesos con el perfil de los posibles familiares. Y ese es el último paso que se da. No se identifica solo con genética. Es un elemento muy fuerte, pero tiene que ver en conjunto con otros elementos, lo que se llama un proceso de identificación >El forense aclara que no siempre hay ADN en los huesos: “El hueso puede estar contaminado, puede estar degradado, el suelo puede ser muy ácido y comerse prácticamente el ADN. El hueso puede estar muy quemado y ya el fuego destruyó el ADN. Depende de cada caso. No siempre se obtiene resultados”.
Por el contrario, “cuando aparece un cuerpo y no se sabe quién es se transforma en un caso abierto, como cuando apareció en la calle un cuerpo quemado frente al edificio dnde murió el fiscal Alberto Nisman. Todavía no se pudo identificar”.